De pesca en el Zújar
Hacía ya mucho tiempo que, por unas cosas o por otras, no iba de pesca.
El “mono” era muy grande y hoy he decidido levantarme temprano e irme al
Zújar. A las 7:30 de la mañana ya estaba en la orilla y lo que me he
encontrado ha sido grandioso… cientos, miles de carpas se veían por
todo la orilla hasta donde alcanzaba la vista amontonadas unas contra
otras desovando. Decidí lanzarles alguna imitación de quironómido con la
caña de mosca a sabiendas que iba a ser en vano. Efectivamente, ni
caso, por otro lado lógico.
Después de un rato de caminar decidí
lanzar mi rapala especial en busca de barbos y black bass y pronto
entraron algunos. Podéis ver que los barbos tienen en el hocico las
rugosidades típicas del celo.
Poco
a poco iban saliendo barbos y blases. Los barbos, algunos orillados, a
los que distinguía entre las carpas por su cola más clara fuera del
agua, con picadas espectaculares-son unos depredadores terribles- y los
blases más dentro.
Poco
a poco se iba calmando el bullir en las orillas y se podían ver algunas
carpas más tranquilas comiendo. Fue el momento de cambiar a la mosca y
tres carpas cayeron en el engaño pero sólo una salió; las otras, después
de unos momentos de lucha, consiguieron soltarse.
Una mañana de mucho calor pero entretenida.
Saludos
Hola. Afortunadamente lo que has vivido lo pude ver yo hace una semana. La diferencia es que no picaba nada, ni las carpas, ni barbos ni basses. Pero por el espectáculo que mencionas ya mereció la pena el madrugón. Saludos
ResponderEliminarDesde luego, José Carlos, ha sido todo un espectáculo.
ResponderEliminarYa me costo que picaran. Salvo los blases a los barbos debía localizarlos en las orillas, lanzarles el cebo y pasárselo por delante; el ataque era terrible.
Un saludo.